miércoles, 23 de diciembre de 2015

Guía Planificación Anticipada de las Decisiones en Salud Mental

Presentación de la Guía Planificación Anticipada de las Decisiones en Salud Mental

Salvaguardar el derecho a la toma de decisiones de forma autónoma y con libertad es una obligación de los servicios y profesionales en todos los ámbitos de la atención socio-sanitaria. En el caso de las personas con trastorno mental, es un imperativo legal, formulado en la Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad. Garantizar el derecho de las personas que, en situaciones excepcionales, tienen limitada su capacidad para tomar sus propias decisiones, requiere del uso de herramientas específicas orientadas a la expresión anticipada de preferencias y voluntades. En el año 2012, el Informe del Grupo de Derechos Humanos y Salud Mental, vinculado al Plan Integral del Salud Mentali, expresaba la necesidad de poner en marcha iniciativas orientadas a mejorar el respeto a la toma de decisiones autónomas y con libertad de las personas con un diagnóstico de trastorno mental, especialmente en las situaciones de especial vulnerabilidad, como es el caso de tener limitada la capacidad para tomar su propias decisiones. Desde entonces este Grupo, con la coordinación de la Escuela Andaluza de Salud Pública y el Programa de Salud Mental, ha venido trabajando en desarrollar una herramienta que sirva para conocer, de forma anticipada, las necesidades y preferencias en relación a la asistencia que van a recibir por parte de los servicios de Salud Mental. Esta Guía, y el Formulario que incluye, es fruto de dicho trabajo. Ha sido realizada y revisada de forma conjunta por profesionales y usuarios/as, y ofrece información práctica dirigida tanto a los equipos profesionales de servicios de Salud Mental, como a usuarios/as de los mismos que deseen realizar un proceso de Planificación Anticipada de Decisiones en Salud Mental. Es nuestro deseo que la Guía y el formulario, sirvan para extender los procesos de Planificación Anticipada de Decisiones en Salud Mental en Andalucía, y que ello redunde en garantizar mejor los derechos de las personas, favoreciendo la relación terapéutica, la toma de decisiones compartidas y la expresión de acuerdos que faciliten el respeto y la confianza mutua entre profesionales y usuarios/as de los servicios. José Carmona Calvo. Director del Plan Integral de Salud Mental de Andalucía.

http://www.1decada4.es/profsalud/eticaddhh/DEFINITIVA_GUIA_PAD_SM%2011_11_15.pdf

jueves, 17 de diciembre de 2015

20D: la eutanasia entra por fin en la agenda política

20D: la eutanasia entra por fin en la agenda política

MUERTE DIGNA
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Hace unos meses, en vísperas de las elecciones municipales y autonómicas, compartí con los lectores y lectoras El Huffington Post un análisis de las oportunidades que para la reivindicación de la muerte digna podría suponer en nuestro país el cambio de escenario político. Análisis más esperanzador que esperanzado, asentado no tanto en la confianza generada por los actores políticos, como en la urgente necesidad del cambio de escenario.
Por ello, fue una sorpresa que, por primera vez en el marco de unas elecciones locales, hiciera acto de presencia la preocupación por la dignidad en el proceso de muerte. Y no de una forma anecdótica, ya que doce de las fuerzas políticas en liza, entre ellas algunas que aspiraban -con razón, a la vista de los resultados- a formar parte del gobierno en autonomías y ciudades relevantes, incluyeron en sus programas actuaciones encaminadas a avanzar en la dignidad del morir.
Desde luego, el limitado marco de competencias de ayuntamientos y parlamentos regionales, ciñó las propuestas programáticas a ofertas más bien instrumentales, muchas de ellas ya contempladas en leyes en vigor, pero cuyo cumplimiento, en ausencia de voluntad política, ha sido hasta ahora insignificante. Así, la mayoría de propuestas se referían a la extensión y mejora de los cuidados paliativos y al impulso del testamento vital, pero me parece relevante el hecho de que en algunos programas la atención paliativa se reclamara ya como un derecho subjetivo y no como un mero elemento de la cartera de servicios sanitarios.
En ese sentido, es también valorable el hecho de que muchos de aquellos programas hicieran hincapié en garantizar el respeto a la voluntad del paciente en trance de morir. No estará de más insistir en que la moralidad de las decisiones al final de la vida no reside en la evitación del sufrimiento, que es una obligación mínima exigible en cualquier sociedad civilizada, sino en el respeto a la dignidad personal, es decir a la autonomía de su voluntad. Bienvenidos sean estos cambios, por más sutiles que sean.
Cabe preguntarse si nuestros políticos habrán decidido terminar con el secuestro de nuestra voluntad desde una moral pública dictada por el poder religioso y gestionada desde un paternalismo trasnochado, impropio del siglo XXI. Si habrán empezado a comprender, por fin, el potencial liberador que tiene para las personas y las sociedades ser capaces de tomar las riendas de un proceso tan inevitable y personalísimo como el morir.
Al igual que hicimos para las autonómicas, en la Asociación Derecho a Morir Dignamente hemos intentando responder estas preguntas analizando las propuestas programáticas de los principales partidos, tanto de ámbito estatal como en circunscripciones autonómicas.
Hemos buscado compromisos explícitos sobre la regulación del final de la vida y los hemos recogido en un documento titulado 20D. Partidos políticos y eutanasia donde están a disposición del interesado.
El camino hacia la despenalización de la eutanasia en nuestro país es todavía largo. Será preciso remover muchas inercias, recordarles sus compromisos a los partidos una y otra vez. Será precisa mucha pedagogía y convicción para lograrlo.
Una primera conclusión es que la ampliación de las opciones políticas ha traído ya un efecto beneficioso en cuanto se refiere a la muerte con dignidad: trece de los dieciséis programas analizados contienen algún compromiso al respecto. Un panorama bien distinto al del bipartidismo, en el que resultaba muy fácil eludir una cuestión como la eutanasia, que el adversario no tenía ningún interés en abordar.
En el nuevo escenario multibanda, cada opción necesita definirse ante el elector porque el rechazo al gobierno de un partido ya no dirige mecánicamente el voto a su contrario. Ahora, los matices se han hecho importantes para elegir.
Pues bien, en las ofertas electorales con posibilidades de decidir en el futuro parlamento aparece ya la derogación del artículo 143 del Código Penal, que castiga la colaboración altruista en una muerte decidida libre y responsablemente por una persona. Al menos seis partidos con posibilidades ciertas de obtener escaños ofrecen una ley de eutanasia, y dos de ellos se comprometen a ir más allá y regular la libre disposición de la propia vida. Regulación que, superando la motivación compasiva ante el sufrimiento, se fundamenta en la defensa de la libertad individual para decidir sobre si mismo y la propia vida. Todo un cambio.
Este nuevo panorama de sintonía con lo que la ciudadanía quiere, de forma muy mayoritaria y desde hace años, deja no sólo en minoría, también en evidencia, la posición pusilánime de quienes eluden el debate o tratan de entorpecerlo. Por primera vez, los partidos están sintiendo la necesidad de sintonizar con lo que la ciudadanía quiere al respecto.
Y debo decir, sin temor a ser tachado de inmodestia, que en este cambio de actitud de los partidos ha tenido un papel determinante la asociación que tengo el honor de presidir. Los más de treinta años defendiendo en solitario la eutanasia, a fuerza de pedagogía ciudadana razonada y de testimonio público, empiezan por fin a mostrarse útiles. Lo estamos viendo en el desarrollo mediático de esta campaña: la pregunta a los candidatos respecto a la regulación de la eutanasia se ha hecho obligada. Y por cierto, sólo Rajoy se ha manifestado en contra.
Que la eutanasia y la propiedad de la vida hayan entrado en la agenda política y periodística no es exclusivo fruto de la coyuntura política. Lo es también del esfuerzo de decenas de sociactivistas de nuestra organización que han difundido nuestros argumentos en los medios clásicos y en las nuevas formas de comunicación; que han sacado nuestra reivindicación a la calle y están movilizando a sectores sociales que hasta ahora no se habían manifestado al respecto. Un trabajo de concienciación popular, tanto con las bases como con los cuadros de los partidos, que parece haber empezado a dar frutos.
Pero no es el momento de relajarse en méritos ni logros parciales. El camino hacia la despenalización de la eutanasia en nuestro país es todavía largo. Será preciso remover muchas inercias, recordarles sus compromisos a los partidos una y otra vez. Será precisa mucha pedagogía y convicción para lograrlo.
Ni esta lucha, ni ninguna otra, pueden alcanzar el éxito sin un trabajo tenaz por parte de quienes creemos en la justicia de nuestra reivindicación. Nunca se consiguió ningún derecho sin pelearlo. Menos aún el de poder ejercer el dominio de nuestras vidas, sin más sujeción que a la propia conciencia ni más límite que el legítimo derecho de los demás. Lograrlo será el final del chantaje permanente con el miedo a la muerte. Algo que los elementos reaccionarios de la sociedad no van a permitirnos sin que nos esforcemos y comprometamos.
Cuantos más seamos en el empeño, más cercano tendremos el éxito. No es casualidad que los países que han alcanzado ya leyes de eutanasia hayan contado previamente con asociaciones pro-eutanasia integradas por decenas de miles de personas. Sólo organizaciones con una presencia social fuerte son capaces de llevar al ánimo de los gobernantes la necesidad de escuchar la voz de la ciudadanía. Por ello, y porque nos afecta a todos, te anim a unirte a esta tarea en este nuevo tiempo que se avecina.
http://www.huffingtonpost.es/luis-montes/20-d-la-eutanasia-entra-p_b_8817784.html?utm_hp_ref=spain

El valor social de la filosofía

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Imagen: ISTOCK
En un artículo reciente, el psicólogo Pennycook y sus colaboradores, presentan una investigación sobre los factores que hacen que consideremos que cierta charlatanería pseudoprofunda es sólo eso, charlatanería, o que la veamos como algo realmente profundo y revelador. En su estudio utilizan tanto enunciados generados aleatoriamente ("el significado oculto transforma la belleza abstracta sin paralelo" o "la totalidad silencia los fenómenos infinitos"), como tuits reales de Deepak Chopra, gurú de la autoayuda ("la intención y la atención son los mecanismos de la manifestación"). Sus resultados revelan que las personas menos susceptibles a la supuesta profundidad de enunciados de este tipo son personas en las que prima el pensamiento analítico y que son en general escépticas hacia todo lo que suene a paranormal. El pensamiento analítico, por su parte, lo definen por oposición al pensamiento intuitivo, y es un tipo de pensamiento reflexivo normalmente más lento y costoso, del que muy a menudo todos prescindimos.
Cuando vemos que la filosofía desaparece de los planes de estudios, los filósofos denunciamos el impacto que tal cosa tendrá sobre las capacidades críticas de los alumnos y de la sociedad en general. Sin embargo, decir esto no es decir mucho, y puede incluso que a algunos les suene a charlatanería pseudoprofunda. El estudio de Pennycook y sus colegas da una idea concreta del papel que la filosofía puede tener en la educación y en la sociedad en general. Lo que puede hacer la filosofía es fomentar la capacidad analítica de las personas, hacer que tengan más confianza (fundada) en sus propias capacidades cognitivas y tengan, de ese modo, una actitud menos crédula ante quien se presenta como más dotado, más sabio, o más experto. La capacidad analítica no sirve sólo para detectar que la charlatanería pseudoprofunda mercadea con sinsentidos, sino también para que se enciendan las luces de alerta cuando un razonamiento no sigue las pautas que debería, nos gusten o no sus conclusiones.
Si en nuestros años de formación no invertimos tiempo en aprender a razonar con el paso del buey, cauteloso pero seguro, nos las veremos mal.
Para mucha gente este tipo de defensa de la filosofía le sonará aún poco convincente. Recordarán sus cursos de filosofía en el bachillerato y se preguntarán qué tiene que ver lo que estudiaron con la capacidad analítica de la que hablo. Tal como han estado las cosas hasta muy recientemente, las tareas que la enseñanza de la filosofía ha impuesto sobre los estudiantes han consistido en aprenderse una serie de autores, comenzando con los griegos y terminando, con suerte, con Marx, y en ser mínimamente capaces de hacer un comentario de un texto de alguno de estos autores. La segunda de estas tareas requiere sobre todo saber interpretar los textos, y en un grado menor pensar analíticamente, aunque a los alumnos se les facilita que circunscriban esta actitud a la propia actividad de comentar el texto. Por lo demás, lo que se pide al estudiante es que tenga capacidad memorística.
Recuperar o incrementar el número de horas de filosofía, por tanto, no es suficiente para que la filosofía tenga el impacto que puede tener. Y también hay que tener en cuenta, para complicar más las cosas, que los filósofos profesionales no siempre se dedican a fomentar, o ni siquiera utilizar, la capacidad analítica. En los años treinta del siglo pasado hubo una famosa polémica entre dos filósofos, Carnap y Heidegger. En esencia, Carnap mantenía que cosas que decía Heidegger como "la nada nadea" eran, en los términos de Pennycook et al., charlatanería pseudoprofunda.
Sin entrar en este caso en particular, lo cierto es que una buena parte de lo que se hace en filosofía se acerca bastante al tipo de charlatanería de la que hablan Pennycook y sus colaboradores (otra parte, por si es necesario admitirlo, es pura escolástica). Y es que para algunos filósofos, el espíritu crítico aparejado a la filosofía consiste no en reflexionar sobre las cosas con atención, sino en ir en contra de los supuestos y el lenguaje establecidos, independientemente de si éstos tienen sentido o no, e independientemente de si lo que se dice en su contra es comprensible. Mantener una cierta actitud de sospecha es útil. Sin embargo, la sospecha por sí misma, si no es asentada en y por el pensamiento analítico, no vale demasiado.

Una vez más (en breve) reformaremos los planes de estudios, y una vez más empezará a bailar la asignación de horas a la filosofía. La filosofía necesita horas. Pero también necesita una revisión general de sus contenidos. Si aceptamos que la filosofía puede tener un papel importante que desempeñar en el desarrollo de las personas y sus capacidades reflexivas, debemos trabajar en programas que fomenten esas capacidades. El pensamiento intuitivo es fácil, cómodo. Si en nuestros años de formación no invertimos tiempo en aprender a razonar con el paso del buey, cauteloso pero seguro, nos las veremos mal. No sólo porque, como decía el padre de un amigo, ellos van así [ojos abiertos] mientras que vosotros vais así [ojos entrecerrados]. Esto es, no sólo porque seamos más manipulables por quienes están en condiciones de manipularnos. Se trata de que cuando no pensamos bien las cosas somos más fácilmente rehenes de lo que nos viene dado en general, y así es difícil construir una sociedad activa, cooperativa, cosmopolita, y, por qué no, productiva.
http://www.huffingtonpost.es/agustin-vicente/el-valor-social-de-la-fil_b_8771546.html

miércoles, 2 de diciembre de 2015

I Lecciones Magistrales de Ética de la Gestión Sanitaria

I Lecciones Magistrales de Ética de la Gestión Sanitaria

Jornadas de Ética de la Gestión Sanitaria

En el siguiente enlace podréis ver las ponencias referentes a las jornadas sobre ética en gestión sanitaria:

https://canal.uned.es/serial/index/id/4232