martes, 18 de octubre de 2016

Holanda estudia una ley de suicidio asistido para ancianos que no quieren seguir viviendo

La propuesta del Gobierno holandés al Parlamento sobre una ley que otorgue el derecho a la eutanasia a personas que, aunque no estén enfermas, sientan que "ya no tienen más perspectivas en la vida" y"han desarrollado un deseo de morir persistente y activo", ha generado este jueves un debate público en el país.
La propuesta parte de la ministra neerlandesa de Sanidad, Edith Schippers, y del ministro de Justicia, Ard van der Steur. Ambos han remitido una misiva conjunta a la Cámara baja en la que pidenampliar los supuestos en los que se puede aplicar la eutanasia, despenalizada en Holanda desde el 2002, lo que ha levantado la polémica teniendo en cuenta los antecedentes de la propuesta.

ESTUDIO DE VIABILIDAD

El Gobierno de coalición holandés solicitó en el 2014 un informe a un comité de especialistas que se encargó de valorar la viabilidad legal y los dilemas sociales que supondría despenalizar el suicidio asistido a personas que piensan que "su vida está completa".
Tras una intensa investigación de dos años, el comité emitió su conclusión: "no es deseable" expandir las posibilidades legales para el suicidio asistido porque el actual marco jurídico "es suficiente".

Bélgica, pionera en aplicar la eutanasia infantil sin límite de edad

Bélgica fue el primer país del mundo que legalizó la eutanasia sin límite de edad en febrero del 2014, lo que significa que los niños que sufrenenfermedades incurables, en fase terminal y que padecen dolores físicos insorportables,tienen derecho a pedir la muerte asistida si son conscientes de la decisión que están tomando. El pasado 17 de septiembre, se practicó la primera eutanasia de este tipo en el país. Aunque no tracendió ni la identidad del menor, ni su edad ni cuál era la enfermedad que padecía, sí se supo que se encontraba en fase terminal.
Actualmente, un paciente debe cumplir ciertos requisitospara solicitar la eutanasia, entre los que se encuentra el que al menos dos médicos confirmen que el enfermo padece de unsufrimiento inaguantable y sin perspectivas de mejora.
Los ministros han agradecido el trabajo del comité, pero rechazan su resolución final, ya que piensan que la ley actual se queda corta porque tiene una importante limitación, como es que el suicidio asistido debe basarse en fundamentos facultativos.

SIN GANAS DE VIVIR

Según el Gobierno, también hay gente que desea terminar con su vida y padece un "sufrimiento inaguantable" sin una "base médica". Los responsables gubernamentales señalan concretamente a ancianos que sufren por la pérdida de "sus seres queridos" o de "contactos significativos", teniendo como resultado "fatiga" y "apatía".
Por esta razón, la nueva ley solo sería aplicable a personas mayores, aunque los ministros no han aclarado qué edad mínima habría que tener para acogerse a la propuesta.
"Hay gente para la que cada día que pasa es uno más en espera de la muerte. Estas personas preguntan cómo pueden poner fin a su vida de una manera digna", mantienen los ministros en la misiva, dada a conocer a través de la página web del Gobierno neerlandés.

LA FIGURA DEL ORIENTADOR

La nueva ley supondría la creación de una nueva profesión, una especie de "orientador" social con experiencia en el campo de la Medicina que evaluaría la solicitud del suicidio asistido.
El demandante estaría obligado a poner por escrito que desea terminar con su vida y el orientador le haría entrevistas para confirmar que su sufrimiento es inaguantable, al menos una de ellas en persona y sin la presencia de sus familiares.
La aplicación de la eutanasia no sería automática, sino que se practicaría posteriormente en un tiempo aún no determinado y tras la supervisión del caso por un segundo experto especializado. Si se detectase que la solicitud se debe a problemas médicos tratables, "se explorarían otras alternativas", aseguran los ministros.
En caso de que el demandante recibiera luz verde, obtendría una prescripción con la receta de la medicina que acabaría con su vida, pudiéndola adquirir en la farmacia, mientras que los familiares, si lo desean, podrían estar presentes en los momentos finales de su ser querido.
La propuesta será analizada por el Parlamento el próximo año, pero en marzo de 2017 se celebran elecciones en Holanda, de forma que estará en las manos del nuevo Ejecutivo aprobarla o rechazarla

http://www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/holanda-estudia-ley-suicidio-asistido-sin-motivos-fisicos-para-tercera-edad-5496675

domingo, 16 de octubre de 2016

Holanda planea permitir la ayuda a morir a mayores con “cansancio vital”

El Gobierno holandés ha elevado al Parlamento una propuesta para regular la ayuda a morir de las personas mayores que consideren que ya han vivido lo suficiente, pero no están enfermas ni padecen sufrimientos físicos insoportables. Se trata de evitar que se quiten la vida por su cuenta. Este nuevo supuesto de suicidio asistido, al que se opone el Colegio de Médicos, no está contemplado enla vigente Ley de Eutanasia (2002, el primer país en legalizarla), que excluye a los extranjeros y que sólo la permite —siempre aplicada por un facultativo que ha debido consultar antes con otro colega— para pacientes desahuciados y con dolores insoportables y sin alivio, que lo hayan solicitado de forma voluntaria y meditada. La propuesta del Gobierno no detalla desde qué edad se podría acceder a esta nueva fórmula.


“No hay salida para los que ya no deseen vivir porque estiman completo su ciclo. Han perdido a sus seres queridos y a sus amigos, y caen en la apatía y el cansancio vitales. El Gobierno piensa que su búsqueda de ayuda para acabar con todo es legítima”, indica la propuesta. Si bien los ministerios de Justicia y Sanidad se comprometen “a defender la vida”, “cuando a la falta de perspectivas se añade un deseo persistente, libre y activo, es posible actuar”, señalan ambos departamentos. Antes, será necesario “que un asistente cualificado mantenga una serie de conversaciones con el afectado”. “Tras una segunda revisión del caso, efectuada por otro ayudante, este puede recetar el fármaco letal que será recogido en una farmacia", explica la nota remitida a la Cámara. La propuesta contempla la creación de una nueva disciplina dedicada exclusivamente a este tipo de ayuda y para la que habría que recibir formación de medicina, psicología y enfermería.
La propuesta, firmada por los ministerios de Sanidad y Justicia, indica que las conversaciones “con facultativos y otras instancias involucradas en esta clase de asistencia” darán comienzo de inmediato. Una vez consultados, el legislador deberá hacer una excepción en el apartado de ayuda al suicidio, regulado hasta la fecha solo con vistas a despenalizar, en condiciones estrictas, la eutanasia. Teniendo en cuenta que las próximas elecciones legislativas están previstas para 2017, lo más probable es que la aprobación de la nueva norma recaiga en un nuevo Ejecutivo.
El viraje oficial choca con las conclusiones de la comisión encargada el pasado febrero de examinar el concepto —y las consecuencias— de “una vida agotada”. Elaboradas bajo la supervisión del senador liberal de izquierda Paul Schnabel, señalaban que “la mayoría de los que se sienten así, y desean morir, sufren a la vez una enfermedad y encajan en los supuestos de la eutanasia”. Los médicos, por su parte, califican la eutanasia de “último recurso”, y no quieren que sea considerada un derecho por la población. Son los facultativos de cabecera quienes la practican y quieren evitar presiones familiares, o del propio afectado.En su momento, los liberales de derecha e izquierda, y el partido de los ecologistas, se mostraron partidarios de ampliar el radio de acción de la eutanasia. Los grupos confesionales, protestantes y calvinistas, apoyaron el informe Schnabel.
En 2014, las cinco comisiones que revisan la legalidad de las eutanasias practicadas en el país registraron 5.306 casos (un 10% más que el año anterior). Casi un 75% de los enfermos tenía cáncer. Cerca de un 41%, problemas psiquiátricos.
En 2013, la apertura de la Levenseindekliniek (Clínica para Morir), la primera de su clase de carácter privado, revolucionó la aplicación misma de la ley. En su primer año de actividad, recibió 714 ruegos, de los cuales practicó 104. Como las dolencias físicas acaparan las eutanasias de la sanidad pública, a la nueva clínica recurrieron los que habían sido rechazados por tener problemas psiquiátricos y diversos grados de demencia. La tendencia al alza en este grupo se ha mantenido en los años siguientes.
El pasado enero, Sanidad añadió un nuevo protocolo que suavizaba las exigencias en casos de demencia aguda. Esta ha sido siempre una de las denominadas zonas grises de la ley, porque excluía, según los críticos, a los aquejados de pérdida de facultades mentales, progresivas e irreversibles en la mayoría de los casos estudiados. Hasta ese momento, el legislador consideraba muy difícil saber si el paciente estaba seguro y comprendía las consecuencias de su deseo. Ahora, la eutanasia puede aplicarse en fases avanzadas del deterioro siempre que quien la reclame haya firmado, cuando estaba consciente, y en presencia de su médico, una declaración formal. De no tenerla, el castigo puede ser el contemplado por la norma desde 2002: hasta 12 años de cárcel.


LEYES SOBRE MUERTE DIGNA


M. R. SAHUQUILLO
Los países que han legislado para permitir una muerte digna normalmente hacen una distinción entre lo que consideran suicidio médicamente asistido o eutanasia. La diferencia en estas normas es quién administra los fármacos que ponen fin a la vida.
Suicidio médicamente asistido. Consiste en suministrar o prescribir al paciente los fármacos para que este muera. Bajo determinadas circunstancias, es legal en Suiza, por ejemplo, pero a una persona enferma que debe ser, además, quien personalmente se administre estos medicamentos. Esta una fórmula que también se permite legalmente en algunos Estados de Estados Unidos, como en Oregón, donde el paciente –enfermo y tras la autorización y la prescripción de los sanitarios— es quien se autoadministra los fármacos.
Eutanasia. Etimológicamente significa “bien morir” (del griego), pero consiste en que un profesional sanitario suministre a un paciente capaz con una enfermedad terminal o irreversible, que experimenta un sufrimiento no mitigable por otros medios, una medicación para poner fin a su vida porque lo pide de forma voluntaria, expresa, clara, reiterada e informada. Es legal en Holanda, Bélgica y Colombia, por ejemplo.
En España ambas fórmulas son ilegales.
http://internacional.elpais.com/internacional/2016/10/13/actualidad/1476354654_421296.html


Holanda se propone ampliar el derecho a la eutanasia a los ancianos que se sientan cansados de vivir

El proyecto anunciado por el Gobierno holandés para ampliar el suicidio asistido a las personas mayores que declaren de forma voluntaria, reflexiva y persistente su deseo de morir ha reabierto el debate sobre los límites al derecho a poner fin a su propia vida. El nuevo supuesto contemplado por uno de los países pioneros en la legalización de la eutanasia es un paso de gran calado respecto a la norma de 2002, que actualmente se ciñe a rigurosos requisitos: enfermedades incurables en fase terminal y situaciones de sufrimiento físico o psíquico insoportable.
Si prospera la propuesta, al suicidio asistido se podrán acoger personas mayores (no se ha fijado la edad) que no teniendo patologías graves consideren que carecen de interés por la vida, han perdido a sus seres queridos y son presa de la apatía y el abatimiento. Para acceder a la píldora letal se requerirá, como para la eutanasia, un informe favorable de un profesional cualificado, que deberá ser ratificado por otro distinto. El proyecto de reforma prevé evaluar cada caso de forma rigurosa para descartar que la solicitud esté causada por una depresión o una situación económica desfavorable, situaciones susceptibles de recibir tratamiento médico o social.
A sabiendas de que es un asunto extremadamente delicado, con complejas connotaciones éticas y sociales, el Gobierno holandés está decidido a ampliar el abanico del suicidio asistido pese a las recomendaciones de un comité de expertos, partidarios de mantener la actual legislación.
Todo lo contrario de lo que ocurre en España, donde pareciera que los asuntos espinosos es mejor guardarlos en un cajón. Los ciudadanos tienen ante sí una nueva frontera de derechos y libertades, desde el cambio de sexo a la voluntad de poner fin a la vida, que los políticos tendrán que abordar tarde o temprano. Hurtar una discusión de este calado, aunque afecte al ámbito moral y gire en torno a las convicciones, es un empeño que va contracorriente.
http://elpais.com/elpais/2016/10/15/opinion/1476560927_380583.html

jueves, 13 de octubre de 2016

¿Es lícito otorgar a niños el derecho a morir?

Desde 2002, la legislación belga permite a adultos que padezcan enfermedades terminales o incurables pedir a un médico la administración de la eutanasia. En febrero de 2014, el parlamento belga eliminó el requisito de ser adulto para pedir la aplicación de la ley, y se generó un escándalo.
El mes pasado, por vez primera, un menor de edad pidió y recibió la eutanasia; como era de prever, las protestas se reavivaron. El cardenal Elio Sgreccia dijo por Radio Vaticano que la ley belga niega a los niños el derecho a la vida. Pero las circunstancias del caso, y el hecho de que pasaron dos años y medio antes de que ocurriera, demuestran lo contrario: la ley belga respeta el derecho a la vida y, en circunstancias cuidadosamente definidas, el derecho a morir.
Si bien la legislación belga ya no contiene requisitos de edad específicos (a diferencia de la ley holandesa, que permite a los médicos administrar la eutanasia a menores que lo soliciten sólo si tienen al menos doce años de edad), sí exige que el solicitante tenga capacidad demostrable para la toma de decisiones racional. Esto en la práctica excluye del alcance de la ley a los niños muy pequeños. El pedido debe ser examinado por un equipo de médicos y un psiquiatra o psicólogo, y debe contar con la aprobación de los padres del menor. Este debe encontrarse en una “situación médica desesperada de sufrimiento constante e insoportable, que no pueda aliviarse y que causará la muerte en poco tiempo”.
Al anunciar el primer uso de la ley por parte de un menor de edad, Wim Distelmans (director de la comisión federal belga sobre la eutanasia) señaló que la cuestión de la eutanasia infantil se plantea muy raras veces, y añadió que esto no justifica negar una muerte digna a quienes la pidan y cumplan los estrictos requisitos de la ley.
Aunque al principio no se dieron detalles sobre la identidad del menor, más tarde se reveló que él o ella tenía diecisiete años, con lo que también hubiera podido recibir la eutanasia en Holanda.
Si en respuesta al caso el cardenal Sgreccia hubiera dicho que la ley belga niega que los niños tengan un deber de vivir, tal vez habría iniciado un debate útil, que hubiera aclarado las diferencias entre quienes creen que existe ese deber y quienes no. Tomás de Aquino (todavía una figura influyente en la tradición católica) pensaba que tenemos el deber de no poner fin a nuestra vida, porque hacerlo es pecar contra Dios.
A modo de ejemplo, trazaba una analogía entre poner fin a la propia vida y matar a un esclavo ajeno, lo que constituiría “pecar contra el dueño del esclavo”. Dejando a un lado la grosera insensibilidad de la analogía, es evidente que este argumento no ofrece razones contra el suicidio a quienes no creen en la existencia de un dios. E incluso a los teístas les costará comprender por qué una deidad benevolente querría que un moribundo siga vivo hasta el último momento posible, sin importar la gravedad del dolor, el malestar o la pérdida de dignidad que eso pueda ocasionarle.
Pero hay otro motivo por el que incluso el cardenal Sgreccia podría dudar de que exista un deber de vivir. Hace mucho que la Iglesia Católica acepta que los médicos y los pacientes no están obligados a mantener todos los medios de apoyo vital independientemente de la situación o el pronóstico del paciente.
En hospitales católicos de todo el mundo, se retiran respiradores y otras formas de apoyo vital cuando se juzga que el padecimiento de continuar el tratamiento es “desproporcionado” respecto de los beneficios esperables. Eso es clara indicación de que si existe un deber de vivir, está supeditado a que los beneficios de seguir viviendo superen los padecimientos del tratamiento. Los pacientes que piden la eutanasia juzgan que los beneficios de seguir viviendo no superan el padecimiento del tratamiento (o el padecimiento de seguir viviendo, con o sin tratamiento).
Pero un derecho no es lo mismo que un deber. Tengo derecho a la libertad de expresión, pero puedo permanecer callado. Tengo derecho a conservar mis órganos, pero puedo donar un riñón a un pariente, amigo o total desconocido que sufra insuficiencia renal. El derecho me da un poder de elección: puedo elegir ejercerlo o renunciar a él.
Los límites etarios siempre son hasta cierto punto arbitrarios. La edad cronológica y la edad mental pueden ser diferentes. Hay ciertas actividades comunes a muchas personas, en las que un límite de edad mental puede ser pertinente: por ejemplo, votar, sacar licencia de conducir y tener relaciones sexuales. Pero sería muy difícil tratar de determinar, para cada persona interesada en esas actividades, la capacidad de comprender lo que está implícito en votar, conducir con responsabilidad o dar consentimiento informado para una relación sexual. Por eso usamos la edad cronológica como una indicación aproximada de la capacidad mental pertinente.
Pero el caso de los menores que piden la eutanasia es distinto. Si la cantidad de quienes reúnen los requisitos de la ley es tan pequeña que en Bélgica hubo un solo caso en los últimos dos años, no es difícil llevar a cabo una investigación exhaustiva de la capacidad de esos pacientes para hacer el pedido.
Por eso la extensión de la ley belga de eutanasia a menores con capacidad demostrable para la toma racional de decisiones no supone negar a nadie el derecho a vivir. Por el contrario, otorga el derecho de morir a personas que pueden tener motivos razonables para querer ejercerlo.
Traducción: Esteban Flamini
Peter Singer es profesor de bioética en la Universidad de Princeton y profesor laureado de la Universidad de Melbourne. Sus dos últimos libros se titulan One World Now [Un mundo ahora] y Ethics in the Real World [La ética en el mundo real].
Copyright: Project Syndicate, 2016.www.project-syndicate.org

http://www.eldiario.es/zonacritica/licito-otorgar-ninos-derecho-morir_6_568753136.html