jueves, 12 de abril de 2018

La gestión de la propia vida y los trastornos mentales




La gestión de la propia vida y los trastornos mentales


Sergio Ramos-Pozón // Bernabé Robles del Olmo
Profesor Asociado Universitat de Vic // Jefe de Servicio de Neurología del Parc Sanitari Sant Joan de Déu. President Comitè d'Ètica Assistencial PSSJD. Comitè d'Ètica d'investigació SJD. Comisión Permanente del Comité de Bioética de Cataluña.

http://revista.fundacionletamendi.com/index.php/ficha/114/La-gestin-de-la-propia-vida-y-los-trastornos-mentales 
Ramos-Pozón, S. y Robles del Olmo, B., “La gestión de la propia vida y los trastornos mentales” Folia Humanística, 2018 (8): 42-60. Doi: http://dx.doi.org/10.30860/0036



Resumen:  Presentamos un análisis y reflexión sobre la gestión de la propia vida en las personas con enfermedad mental. Vamos a ceñirnos en particular al ámbito de las toma de decisiones en relación con el final de vida, a la luz de las polémicas recientes despertadas por demandas eutanásicas de pacientes con trastornos mentales en Bélgica. Sin entrar en el debate sobre la aceptabilidad social de estas prácticas, nuestro objetivo es reflexionar si la presencia de un trastorno mental es, por sí solo, esun criterio relevante en la toma de decisiones sanitarias con impacto en la vida biológica, así como en el rechazo de tratamientos de soporte vital o las demandas de suicidio asistido. Proponemos seguir el criterio de competencia para determinar si la persona está en condiciones o no de solicitar dichas prácticas, más allá de su categorización  diagnóstica. Finalmente planteamos argumentos, tanto a favor como en contra, sobre las condiciones de posibilidad para aceptar que un paciente con una depresión crónica y resistente a los fármacos, pero con competencia para tomar decisiones, solicite la eutanasia o el suicidio médicamente asistido.
 
CONCLUSIONES

Todas aquellas decisiones en torno al proceso del final de la vida resultan muy controvertidas y delicadas. Tenemos un consenso sobre qué es la eutanasia y el suicidio médicamente asistido; sin embargo, algunas premisas que envuelven estas definiciones no están aun claras o resultan problemáticas: ¿Qué quiere decir exactamente que el sufrimiento será “insoportable” o que la patología será “intratable”? Dar la posibilidad a un paciente que solicite la eutanasia o el suicidio médicamente asistido implica que la persona ha de ser “competente” para tomar una decisión responsable y autónoma.  La evaluación de la competencia persigue evitar tanto la “hiperprotección” como la “hiperautonomía”. Por tanto esa revisión ha de producirse meticulosamente, con independencia de que la persona tenga o no una enfermedad mental. Los criterios y los aspectos han de ser evaluados para todas las personas por igual. Una vez valorada la competencia de los pacientes y teniendo en cuenta que algunas personas con enfermedad mental pueden tener “suficiente grado de competencia como para decidir”, sin duda cabe también replantearse qué hacer ante un paciente con una depresión crónica que quiere aplicar sus decisiones autónomas en las distintos aspectos de su propia vida.

En resumen hemos querido constatar algunos argumentos a favor y en contra sobre esta posibilidad, aunque ciertamente nuestro objetivo no era debatir sobre la aceptabilidad social de estas prácticas. En algunos casos no se podría permitir, mientras que en otros quizás sí. En cualquier caso, una evaluación meticulosa sobre la competencia de los pacientes ha de ser el criterio a seguir, más que el tener o no una enfermedad mental (algo que por otro lado discrimina).