El debate final de la polémica Ley de la Muerte Asistida entra el viernes en la Cámara de los Comunes ante un Parlamento profundamente dividido. Aunque más de la mitad de los británicos apoya la "muerte digna" en las últimas encuestas, el texto auspiciado por el laborista Rob Marris -que facultaría a los médicos para prescribir una dosis letal a los pacientes con enfermedades terminales y una expectativa de seis meses o menos de vida- está causando grandes divisiones en la sociedad.
Los dos grandes partidos han dado libertad de voto de a sus diputados, aunque el premier David Cameron ha reconocido que no está "convencido" sobre el alcance de la ley. El arzobispo de Canterbury Justin Welby se ha puesto al frente de una coalición de diversos credos -cristianos, judíos y musulmanes- y ha lanzado una llamamiento a sus compatriotas para que se opongan a una ley "que equivale al apoyo activo del suicidio y cuya aprobación sería una tragedia".
La propia Iglesia Anglicana está sin embargo dividida. El arzobispo Demond Tutú escribió recientemente una carta a los británicos recordando el caso de Nelson Mandela en sus últimos meses y reclamando "el respeto a la santidad de la vida, pero no a cualquier precio".
El ex arzobispo de Canterbury George Carey ha explicado también su cambio de opinión respecto al controvertido asunto tras la contemplación del "sufrimiento innecesario" y tras el caso de Tony Nicklinson, el británico aquejado con una severa lesión cerebral (síndrome de enclaustramiento) al que se le impidieron sus deseos de un "muerte digna".
Veintisiete autoridades médicas británicas reclamaron también públicamente la aprobación de la ley. Encabezada por Sir Richard Thompson, presidente del Real Colegio de Médicos, la carta al Parlamento reclama "la opción que será un alivio para un número significativo de pacientes que sufren tremendamente en sus últimos días".
El físico Stephen Hawking, que el lunes inaugura en Cambridge unsimposio sobre enfermedades raras, ha dado también su apoyo implícito a la ley y ha asegurado que no dudaría en acogerse a ella si sintiera que no tiene nada más que aportar a la sociedad o si los dolores causados por la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) se hicieran insoportables.
La campaña Dignity of Dying (Dignidad en la Muerte) ha convocado una manifestación para el viernes en las puertas del Parlamento reclamando la aprobación de la ley y denunciando el hecho de que "al menos 35 ciudadanos británicos" tuvieron que viajar a Suiza con la ayuda de la organización Dignitas para que les pudieran practicar con todas las de la ley la muerte asistida.
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