Confía en mí, soy médico
Desde la Ilustración, los no creyentes siempre han menospreciado la idea de confiar en la fe como fundamento para creer en algo. “La Fe es la gran escapatoria, la gran excusa para evadirse de la necesidad de pensar y evaluar la evidencia. La Fe es creer a pesar de, incluso tal vez debido a, la falta de evidencia”. Tal es concretamente el punto de vista del biólogo evolutivo Richard Dawkins sobre el tema de un “consentimiento informado” al Cristianismo.
De todas formas, y sobre este particular estará de acuerdo cualquiera al que alguna vez se le haya pedido que dé su consentimiento a algo y que lo rubrique con su firma, también en el área de la medicina es una experiencia cotidiana la fe en algo sin llegar a evaluar toda la evidencia. Aquí, nos preguntamos: ¿es el consentimiento basado en la confianza moralmente inferior al consentimiento basado en información verificable empíricamente?
Dos investigadores daneses defienden su “no” como respuesta en la revista Bioethics (ver aquí): “bajo las condiciones adecuadas, un consentimiento basado en la confianza no es moralmente inferior al consentimiento informado”, escriben. “Un consentimiento basado en la confianza tiene el potencial de cumplir con las cuatro notas fundantes de un acto moral: autonomía, voluntariedad, no-manipulación, y no-explotación; y esto en el mismo grado – al menos – que el consentimiento basado en la información”.
En concreto, defienden que el consentimiento basado en la confianza es coherente con la autonomía del paciente.
A menudo basamos las decisiones sobre nuestras acciones – incluso sobre aquellas que pueden afectar nuestro bienestar – en nuestra confianza sobre aquellos en que nos las proponen, y menos en la información acerca de lo que tales decisiones comportan. De ningún modo este tipo de toma de decisiones se consideraría habitualmente irresponsable o imprudente por parte del agente (bajo circunstancias adecuadas), y no es poco razonable por parte del agente esperar buenas consecuencias en general como resultado de este tipo de comportamiento.
Creemos que estas observaciones son igualmente aplicables a la disposición de participar en investigaciones médicas. Basándonos en la premisa que dos situaciones que comparten las mismas características fundamentales deben recibir la misma evaluación normativa, el consentimiento a la investigación médica basado en la confianza no es menos prudente – siempre bajo circunstancias adecuadas – que el consentimiento basado en la información.
Naturalmente que, como señalan claramente, la confianza solo es moralmente aceptable si la persona o institución que la propone ha demostrado que es digna de ella.
Por Michael Cook :Trust me, I’m a doctor
4 de marzo de 2017
Traducción: @jordipicazo, profesor y periodista. www.roterdamus.com
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