jueves, 3 de mayo de 2012

"Si la persona con enfermedad mental está bien tratada sería menos costoso el tratamiento y la inversión se recuperaría"


"Si la persona con enfermedad mental está bien tratada sería menos costoso el tratamiento y la inversión se recuperaría"

José María Sánchez Monge, presidente de Feafes
Blanca Abella / Madrid- 30/04/2012


Los problemas de salud mental necesitan un tratamiento adecuado, como cualquier otro problema, como cualquier objetivo a perseguir en temas de salud. Según el presidente de Feafes, la mayoría de las personas con problemas de salud mental pueden recuperarse si reciben una intervención terapéutica en condiciones. Sólo es necesaria una unidad de salud mental cercana y donde se complete el tratamiento necesario, con los especialistas adecuados y un tratamiento asertivo. Pero también hace falta el convencimiento de todas aquellas personas que intervienen en el proceso, tanto políticos como especialistas, familiares...
Sánchez Monge 
Recientemente, el informe del Defensor del Pueblo alertaba sobre las carencias o dificultades que afrontaban las personas con problemas de salud mental en nuestro país. Hay muchos frentes abiertos en salud mental, ¿cuáles son los más urgentes?Uno de esos frentes abiertos es la diferencia de trato entre las comunidades autónomas. Ese problema se contempló en la Estrategia de Salud Mental. Cuando se trabajó en ella, fue aprobada en 2006 pero estuvimos varios años elaborándola, el problema que teníamos era que lo aceptaran las comunidades autónomas y que hubiera equidad, que todas las personas tengan la misma posibilidad de tener el mismo tratamiento, el mejor tratamiento. Eso sigue siendo un grave problema.
La estrategia tiene una cosa muy importante, y es que hay una serie de compromisos que todo el mundo ha consensuado y ha aceptado. Hay que llegar, pero lo que no se plantea es el tiempo que cueste.

¿Cómo está evolucionando la Estrategia?Algunas comunidades han avanzado notablemente, pero hay una gran diversidad incluso dentro de una misma comunidad. Aquí el problema es que hay que tratar a la persona dentro de su comunidad y dentro de su entorno.
Ha sido la primera vez que hemos sido representantes, como un experto más. Ahora seguimos con una representación, una persona de la federación, otra persona con enfermedad mental y un familiar. Participamos en evaluaciones, pero el cambio de Gobierno lo ha paralizado todo. La primera evaluación nos da una idea de lo que hay en España, pero tiene un grave problema, es que las comunidades se evalúan a sí mismas, y claro, todo el mundo quiere salir en la foto y cada una se evalúa según unos indicadores o criterios. Ahora, de cara a la segunda evaluación, estamos intentando que haya unos indicadores más fiables y que lo haga un evaluador externo. Esa evaluación habrá que hacerla en un par de años y aún no están definidos los indicadores ni quién se encargará de evaluar.

La paralización de todos estos temas ¿se debe a la situación de crisis?El Gobierno actual está posponiendo un poco la toma de decisiones o compromisos porque está atendiendo otras urgencias, creo. Es verdad que el presupuesto afecta a las comunidades autónomas, pero algunas medidas que se proponen no resultan más caras, es cierto que quizás hay que hacer una inversión en una primera fase, pero probablemente en tres o seis meses se recuperaría si esas medidas están bien tomadas.
La prioridad nuestra a la hora de reclamar servicios que no suponen un esfuerzo económico excesivo, es la mejora de la atención más próxima y cercana, que las unidades de salud mental que están en los centros de salud se doten de más personal para lograr una atención completa, integral, con una continuidad de cuidados y un tratamiento asertivo. Porque, en definitiva, si la persona está bien tratada sería menos costoso el tratamiento y la inversión se recuperaría. Pero para plantear estas cosas y que todo el mundo lo haga, tiene que haber un convencimiento de que es el mejor método, y eso es complejo porque cada comunidad autónoma tiene una forma de gobierno y también porque los profesionales que trabajan con la enfermedad mental, ni siquiera ellos se ponen de acuerdo.

¿El estigma sigue siendo un lastre para todo lo que rodea a la salud mental?Afecta a todos, a las personas con enfermedad mental, a las familias, a los profesionales, y en general a la sociedad. Algunos profesionales creen que la recuperación no es tan factible, otros dudan de que esa recuperación sea eficaz y no apuestan para que haya unos buenos métodos, una buena rehabilitación, una recuperación de la persona y una inserción en la sociedad.
No todo el colectivo podrá recuperar el cien por cien, pero es que somos un colectivo muy amplio. Aunque a una persona se le diagnostique una esquizofrenia, no es igual que otra persona con el mismo diagnóstico, de hecho se habla de esquizofrenias, porque por lo menos hay seis clases diferentes de esquizofrenia, y dentro de ellas tampoco son todas iguales. Hay diferentes matices, pero todo ellos tienen un punto en común, y es que si a esa persona se le realiza un tratamiento completo, incluyendo fármacos y terapia, en general, la recuperación es mucho más eficaz y más rápida, y esa persona se recupera, teniendo altibajos, desde luego, pero se recupera. Es un sistema o tratamiento en el que están de acuerdo todos los especialistas, pero a la hora de aplicarlo no existe esa unanimidad.

¿Han logrado convencer también a los medios de comunicación para que traten la información con más responsabilidad?Nosotros queremos ser cómplices de los medios de comunicación, y hemos avanzado bastante, es verdad que ya no existe tanto morbo, pero es verdad que se destacan aquellos aspectos que son más ‘llamativos’ y en principio no tendrían por qué destacarse. Hicimos una guía de estilo no por el uso de los términos o de la información, sino porque hay personas que no está informadas sobre lo que es la enfermedad y se guían por prejuicios. Además, se suele asociar la enfermedad mental a la violencia, en algún caso estas personas son violentas, pero una vez realizados los estudios y estadísticas, se demuestra que estas personas son menos violentas que el resto, son casos aislados y excepcionales. Si nos quedamos con la idea genérica de que estas personas van a tener un comportamiento inadecuado, eso conduce a una discriminación y cuando las personas con enfermedad mental son discriminadas, se sienten peor y su recuperación es más laboriosa.

El desempleo entre las personas con discapacidad es un grave problema, y más actualmente, pero sobre todo en las personas con problemas de salud mental, que son las más excluidas laboralmente junto a las personas con discapacidad intelectual ¿por qué no se logra mejorar en ese aspecto?Hemos hecho programas para informar a empresarios, les hemos dicho que si son capaces de emplear a personas con enfermedad mental van a conseguir beneficios, uno de ellos es que tendrán a una persona que va a trabajar bien, en gran sintonía con la empresa y con un alto grado de responsabilidad. En general, las personas con problemas de salud mental que acceden a un empleo son muy responsables, algo que incluso les puede ocasionar a ellos mismos un exceso de estrés o ansiedad. Son personas capaces, con algunos altibajos, pero muy eficientes. Las empresas creen que estas personas van a tener muchas bajas, pero en general no es así.  Lo que ocurre es que no se conoce a la persona y prefieren contratar a otra.
Según nuestra experiencia, las personas con enfermedad mental que están trabajando en un empleo adecuado a sus capacidades, en un porcentaje enorme responden adecuadamente al mismo, sin embargo, todavía no hemos tenido la suficiente influencia sobre los empresarios para que sepan que eso es así, y que estas personas son incluso muy responsables.

Otro de los eternos problemas o debates gira en torno al Tratamiento Ambulatorio Involuntario (TAI), ¿cuáles son sus reivindicaciones?Estamos en contra del TAI porque sólo consigue que las personas se estabilicen en su problema, pero no se mejora. Estas personas necesitan estabilizarse e iniciar un proceso de recuperación, recuperar las capacidades que ha perdido. El TAI suele ser, fundamentalmente, un tratamiento farmacológico cuyo único objetivo es estabilizar a esa persona, y ya está. Pero no debería ser así.
Hemos hecho una aportación de intervención terapéutica, creemos que todas las personas con un problema de salud mental, si tienen cerca alguien que le pueda tratar y diferentes especialistas que atiendan sus necesidades, y además realizan un tratamiento asertivo, esa persona va a tener muchos menos problemas a la hora de aceptar su enfermedad y seguir el tratamiento (tanto farmacológico como con especialistas). Creemos que si hubiera un grupo adecuado de especialistas en salud mental, serían muy pocas las personas con problemas de salud mental que necesitarían un ingreso, serían casos contados, una excepción.
Según nuestros cálculos, una unidad de salud mental debe atender a un colectivo de unas 30.000 personas; entre todas ellas habrá unas 150-200 personas con problemas de salud mental; y de esos, entre un 10-15 por ciento tendrían problemas más severos, o sea, que necesitarían una atención más continuada; y entre esas 15 ó 20 personas habría tan solo una o dos que se saldrían de la norma, que necesitarían quizás ese ingreso. Ahora mismo, tal como están las cosas, hay unas 15-20 personas en cada unidad de salud mental que están fuera. Y eso ocurre porque no están bien tratados, porque a lo mejor no tienen una familia que les pueda echar una mano, o bien porque viven en la calle, o por otros motivos… pero nunca han tenido un tratamiento continuado que logra que esa persona se rehabilite.
No todas las personas se van a recuperar igual ni van a tardar lo mismo, ni todas van a recuperar el cien por cien de sus capacidades y habilidades, pero si se lleva a cabo esa intervención terapéutica, van a tener un porcentaje altísimo de personas que se van a recuperar.

En cuanto a la Ley de autonomía personal, ¿quedó fuera la enfermedad mental o han logrado que se les atienda?Fuera no estamos, pero, simplificando mucho, nosotros tenemos tres problemas aquí: uno, que la baremación no estaba adecuada a nuestro grupo; dos, que no se valoraba bien; y tres, que apostamos por la autonomía de la persona, no por la dependencia, buscando esos mecanismos que favorezcan que la persona se incorpore, y para eso necesitamos un apoyo más o menos intenso, según cada caso.
Al principio tuvimos bastantes problemas, porque ocurre a menudo que cuando surge un nuevo servicio, si ya cuentas con otro anterior, hay problemas. Además, en algunas comunidades se ha confundido el que una persona sea dependiente o no y una persona con discapacidad sea dependiente o no, con lo cual se suprimen unos servicios en función de otros, y se pierde servicios de atención. Pero en los casos más graves no ha habido problemas. En los demás casos sí los estamos teniendo.

Estamos en el Año Europeo del Envejecimiento Activo. ¿Cómo envejece la enfermedad mental?
Las personas con enfermedad mental tienen menos esperanza de vida, pero eso también depende de cómo haya sido el tratamiento recibido. Si la persona ha tenido un tratamiento adecuado a lo largo de su vida, llega en mejores condiciones a esa edad. Además, estas personas, como cualquier otra, pueden tener otros problemas relacionados con la salud, como puede ser una diabetes, obesidad… y a veces no están tratados adecuadamente. Este es un problema importante que estamos intentando subsanar y cada vez se está atendiendo mucho mejor, conseguimos que se atienda a la persona en su conjunto, no sólo su enfermedad quizás más destacada, que es la enfermedad mental.
Nosotros tenemos la experiencia de aquellas personas que no están bien tratadas, que son las que ya han envejecido y no recibieron un buen tratamiento en sus comienzos ni en muchos años. Todos aquellos que son mayores sí hemos comprobado que están en peor situación, han tenido tratamientos peores, tienen más enfermedades asociadas y en definitiva han envejecido peor. Si hay un buen tratamiento, vamos a tener mejores condiciones, una calidad de vida mejor, pero eso empezaremos a verlo en unos años con aquellas personas que sí han estado atendidas.

¿En qué se basan los pronósticos que anuncian un severo aumento de los problemas de salud mental en el futuro?Es real, es por nuestra forma de vida. Hay dos componentes de peso, no tenemos hábitos de vida saludables y tenemos un grave problema de estrés, además de otros factores asociados, como son los tóxicos, que antes también existían pero no se asociaban con la enfermedad mental, y ahora sí sabemos que una persona que toma drogas no desarrolla un problema de salud mental pero sí es propenso a desencadenarlo.

En ese sentido, habrá que enfocar los esfuerzos hacia la juventud ¿no es así?Hay que informarles, que sepan los riesgos que asumen. En el caso de las drogas hay que decirles que las drogas no les van a provocar un problema de salud mental, pero sí van a ser más propensos a desarrollarlo.
Antes muchas personas desarrollaban un problema de salud mental cuando iban a la mili, porque ese componente aumentaba el riesgo de desarrollar la enfermedad. Ahora tenemos un componente de estrés importante en la sociedad actual, por la competitividad, ser los primeros, pasar por delante de los demás… hábitos no adecuados que sí favorecen que las personas sean más propensas a estas enfermedades.

La prevención y la atención precoz siguen siendo dos factores fundamentales.Hemos hecho una apuesta por el tratamiento en niños y adolescentes. Hay personas que desarrollan una serie de patologías que no se pueden catalogar como enfermedad mental pero sí pueden llegar a serlo si no tiene un buen tratamiento. Es un método de prevención. Otro método de prevención es el que estamos abordando en las campañas que hemos sacado adelante, con el lema “Mentalízate”, que es acudir a colegios e institutos e informarles de lo que es la enfermedad mental. Allí les explicamos que los riesgos que asumen les pueden llevar a determinados problemas, acudimos a las charlas con personas con enfermedad mental y les explicamos lo que puede ocurrir en esos casos.

Tras el reconocimiento de la especialidad de psiquiatría infato-juvenil ¿qué avances se han logrado?Nos implicamos mucho para que saliera esta especialidad, lo logramos, pero nos gustaría que funcionara ya. Es la mejor posibilidad de trabajar en la prevención. En nuestras entidades atendemos a adultos, no a adolescentes, pero nos preocupa el tema porque si hay una atención adecuada y una prevención, el colectivo mejorará. Hemos pedido una cita con el ministerio, pero estamos esperando.
Hay cosas que no cuestan. Ya está reconocida la especialidad y los costes no se van a incremental, sin embargo vas a obtener un beneficio. No se hace porque hay que concienciar a estas personas de que hay muchas cosas que se pueden hacer apenas sin coste y con enormes beneficios.

¿Cree que la presencia de políticos con discapacidad en el Gobierno favorece el entendimiento de las necesidades y reclamaciones del sector?Tenemos la voz, pero a veces no hay buena recepción. Estamos en una época en la que los políticos aceptan lo que dices, pero luego hay muchas disculpas para no hacerlo, porque el que tiene responsabilidad, si no tiene una buena sensibilización, tiene que implicar a una serie de personas que tienen que ejecutarlo, que a veces no lo hacen. Es un proceso complejo, si fuera sólo una persona a la que tienes que explicarle las cosas y lo entendiera, estaría bien, pero hay mucha gente por medio. Por eso la Estrategia es muy importante, porque aunque el Estado no tenga competencias, puede dar instrucciones y favorecer determinadas acciones.
Intentamos comprender lo que sucede, eso sí, para modificarlo, nunca nos resignamos. Entendemos que algunas comunidades autónomas no lleven a cabo ciertas cosas, pero el hecho de entenderlo no me lleva a acatarlo o aceptarlo, hay que seguir luchando para que se realice.

La Convención de la ONU sobre Discapacidad ha sido uno de los grandes logros de los últimos años, ¿qué ocurre hoy en día con ella?Con la Convención de la ONU hay una serie de figuras que afectan al colectivo que represento y creo que deberíamos intentar que siga adelante y que nuestro ordenamiento jurídico se adecúe a esa Convención, de tal manera que podamos defender cada vez más los derechos de las personas. Queremos que se desarrolle y no se quede en el aire, que las personas con problemas de salud mental tengan más derechos personales, que a veces parece que se vulneran en algún momento.
(Entrevista publicada en 'cermi.es', número 31)

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