Más de diez años después de que Bélgica legalizase la eutanasia activa en el país, la controversia sobre el uso de este método vuelve a reavivarse tras la publicación de un estudio que revela que casi la mitad de los enfermos psiquiátricos que solicitan una muerte asistida pueden recibirla.
El informe, elaborado por la psiquiatra Lieve Thienpont junto a otros autores, muestra que 48 de los 100 pacientes con enfermedades psiquiátricas tratados fueron admitidos para someterse a la eutanasia, pero solo 35 la llevaron a cabo.
Mientras que para unos esto no implica más que respetar la libertad de decisión de todas las persona sobre su propia vida -y muerte-, para los más críticos este argumento no está tan claro.
"El principal argumento contra la asistencia (a la muerte) es que la prevención del suicidio es un objetivo principal del cuidado psiquiátrico", indica el estudio.
Marc Van Hoey, médico y presidente de la asociación flamenca 'Derecho a morir', sostuvo en una entrevista con Efe que "lo importante es la pauta de la autodecisión, es decir, que todos los pacientes puedan tomar sus propias decisiones sobre su vida y su muerte".
De acuerdo con la ley belga, una persona que sufre una depresión crónica o un trastorno de la personalidad, puede someterse a la eutanasia, siempre y cuando el sufrimiento sea "insoportable" y no haya un tratamiento alternativo que asegure una mejora real.
"Es un acuerdo entre el paciente y su doctor. Pero además, al menos otros dos médicos deben dar su opinión al respecto", explicó Van Hoey a Efe.
El estudio indica que cuando el paciente no está en una situación terminal, un tercer médico "debe ser un psiquiatra o un especialista en la enfermedad del paciente", pero aunque consultarle es obligatorio, su opinión no es vinculante.
Van Hoey, que ha practicado la eutanasia "muchas veces", dijo que no hay un método específico a la hora de evaluar a los pacientes.
"Depende del propio doctor. Tienes que estar seguro de que el sufrimiento lleva ahí un tiempo prolongado, que no hay absolutamente ningún tratamiento o que no es posible curarlo".
Los críticos de esta práctica resaltan que "no solo la naturaleza y el origen del sufrimiento, sino también la mayor esperanza de vida" de enfermos psiquiátricos a diferencia de las personas con enfermedades incurables o en estado terminal "hacen que la eutanasia para este tipo de pacientes sea más problemática y menos aceptable", señala el estudio.
Para Van Hoey, que practicó su primera eutanasia hace ya 13 años, siempre hay que tener en cuenta que "es la voluntad del paciente" y "lo único que haces es ayudar a que estas personas cumplan su deseo".
Otro de los puntos que más críticas suscita es la implicación o no de los familiares en el proceso.
La prensa internacional recogió recientemente la denuncia de un belga cuya madre, que sufría depresión crónica, se sometió a la eutanasia sin que él fuera consciente de ello.
A pesar de que la mujer había informado a sus hijos de que estaba esperando el resultado de su solicitud, esta se llevó a cabo sin informar a sus familiares, y su hijo se enteró cuando recibió una carta de su progenitora, escrita en pasado, en la que explicaba que había muerto el día anterior por eutanasia.
El estudio señala que "legalmente, el médico está obligado a discutir los deseos del paciente con los familiares indicados por el mismo", pero la misma ley subraya que "el médico necesita el permiso del paciente para informar a los miembros de la familia".
Van Hoey señaló que los médicos "siempre" recomiendan "a los solicitantes de eutanasia que lo hablen con sus familiares, pero si el paciente no quiere, es decisión de la persona".
En referencia a una posible legislación al respecto, sostuvo que "nunca debe haber ninguna", porque es una "cuestión entre un médico y un paciente".
"Nadie tiene que involucrarse. Puede debatirlo, pero no debería haber ningún tipo de veto por parte de los familiares", recalcó.
Según el estudio, el 85,7 % de las personas que se sometieron a la eutanasia "tuvieron familiares o amigos presentes en el momento de la muerte".
A día de hoy, la necesidad de clarificar conceptos como "sufrimiento insoportable" o de establecer "protocolos claros y detallados que puedan aplicarse" son algunos de los puntos que el estudio señala como esenciales.
Van Hoey, por su parte, considera que "la ley es bastante buena para procesos de eutanasia en enfermos psiquiátricos".
"Si asistes en una eutanasia, verás inmediatamente el descanso, la relajación y la casi felicidad de la persona que va a morir. Y eso es lo que importa", señaló
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